lunes, 16 de marzo de 2015

V TROBADA DEL CLUB AIKIDO ALCOY

El encuentro empieza como una idea, como un susurro que pronto se convierte en una ilusión de preparativos, emails, intercambios de ideas, de emociones que parecen eternas, porque eterna parece la amistad que nos une.
Apasionados en el Arte de la Espada
al amanecer nos encontramos,
no había sake, sino vino
mucha conversación y alma.
Esa es la idea del encuentro, no sólo una reunión de compañeros de armas, sino un recorrido abierto y sincero, un caminar familiar, donde se busca aportar más que recibir, donde cada uno aporta su pequeño trozo de mundo, pequeños fragmentos de conversaciones que se pierden en la mesa entre el murmullo de los compañeros, pequeñas historias que nos hacen más humanos, historias que al final forman un club, NUESTRO CLUB.
Es una evasión a través del encuentro, un encuentro sin obligaciones, un confluir acogedor; prendas las justas; alegría e ilusión, todas.
El lugar del encuentro, allá donde confluyen los caminos, las risas, donde se dejan atrás las penas  y las tristezas, al menos durante unas horas, nuestras horas. Es un lugar de encuentro en el PRESENTE, para disfrutar EL AHORA, donde se conocen las familias y lo que queda se guarda entre los huesos, en ese lugar llamado alma.
En definitiva la idea es disfrutar de un buen momento, donde se conozcan todos aquellos que forman parte de una u otra forma del club, y lo hagamos con ilusión.
FAMILIAS; A PARTICIPAR.

Os esperamos a tod@s.

domingo, 8 de marzo de 2015

UNA PRAXIS A SEGUIR


Durante el curso el maestro Bruno nos transmitió la idea del reduccionismo del gesto, de la técnica escueta, pues dicho acto minimalista potencia la capacidad de reacción, y desencadena una secuencia de movimientos, estéticamente bellos y marcialmente poderosos, mediante unas formas geométricamente simples que sugieren una acción sin distinción, entre dentro y fuera, entre cuerpo y mente.
Esta propuesta la sintetizó desde el mismo momento de entrar al tatami, donde cada gesto es analizado, donde tu espacio ha de ser respetado, donde tu comportamiento ha de ser irreprochable, no se admiten errores en la etiqueta, pues la estética influye en la técnica.
Nos transmitió la idea de poseer un sentimiento de la distancia, del rango adecuado, de los distintos ángulos y grados de trabajo, en definitiva de una determinada visión del conjunto a la hora de realizar cada movimiento. Matizando en que un sentimiento, una sensación, se transforma inmediatamente en una acción, una acción que se ejecuta a través de un movimiento técnico mediante un proceso creativo y estético, que tiene como verdad absoluta la efectividad que nos permite superar la agresión.   
En cuanto al maestro Octavio, empezó y acabó el curso con la idea interesantísima del kokyunage, la ejecución de la técnica deja de considerar justificada la necesidad del uso de la fuerza y tiende a sustituirla por un adecuado uso de la apertura y cierre de la cadera, dotándola de un nuevo gesto, de un nuevo significado.
Los movimientos han sido analizados a través del uso sugerente de los ángulos y las formas, incidiendo sobre todo en el uso adecuado del irimi
El maestro proyecta la técnica con un gesto admirable y lógico para nuestra percepción, entrando a través de los sentidos y  quedando plasmados en los recuerdos. De esta forma podemos interiorizar la técnica y adaptarla a nuestros conocimientos, a nuestro cuerpo y a nuestro carácter. Octavio no se encierra en conceptos teóricos sino que los ejemplifica y transmite en sus diversas variantes, produciendo un hilo comunicador, siempre novedoso e innovador, invitándonos a reflexionar sobre los aspectos más profundo del budo.
Sus enfoques técnicos, son tan esencialistas que plantean la técnica como algo vivo que nace en el momento preciso y en las que casi no hace falta el hombre,  sino “EL MOMENTO”, con lo que consigue imprimir un valor añadido, la inmediatez, y por tanto, su exigencia de honradez; de otra forma, la técnica se serviría de argucias y engaños, falseando la realidad, con sus constantes rectificaciones (y sobre esto, incidieron tanto Octavio como Bruno) conseguiríamos un Aikido de cocina, pero con esta propuesta logra romper el engaño y sumergirnos en la realidad del arte de combate, donde el éxito radica, en esos gestos escuetos, tanto durante la ejecutoria como en la tramitación de la técnica.
Y esto es así, hasta el extremo de que suele desplazar otros valores propios del Aikido en aras de la síntesis. Así pues, se nos presenta como una ejecución excelente que captura el momento y pone de manifiesto una realidad técnica sin disimulos desprovista de ego, de tal forma que un año más nos consigue impactar.  
Las conclusiones sustraídas durante el curso, no son definitivas ni concluyentes, sino enriquecedoras y abiertas a nuevas experiencias y a futuras contribuciones, es un trabajo enriquecedor y prolongado en el tiempo, no es finito sino intemporal.
Desde esta página queremos agradecer tanto a Octavio como a Bruno el que con este tercer curso estén logrando forjar una praxis, un hábito que nos guía durante el día a día del aikido, y durante ese largo trayecto que es el Camino.
Un acto especialmente emotivo fue la entrega del certificado oficial del Hombu Dojo en su calidad de grado GODAN, por parte del Presidente de AETAIKI-AIKIKAI DE ESPAÑA, Octavio de la Mata a Bruno Balaguer, nuestra más sincera enhorabuena MAESTRO. 
Y a todos los compañeros, tanto locales como foráneos, gracias por hacer de estos cursos un proyecto de futuro consolidado y de éxito, tanto por el elevado número de asistentes, como por su calidad humana y técnica, a todos, MUCHAS GRACIAS.

          X Julio Maestre.