viernes, 6 de febrero de 2015

Curso Nacional de Aikido Octavio de la Mata 6ºDan y Bruno Balaguer 5ºDan


lunes, 2 de febrero de 2015

EL ALIENTO DEL AIKI NO KEN


Es difícil evaluar técnicamente un curso sobre un tema que no se conoce en profundidad, pero como fue planteado más para sentir y experimentar sensaciones,  que para dominar conceptos técnicos, es sobre sentimientos y sensaciones de  lo que voy a hablar.

Fue un curso de sable pensado para aplicarlo a las técnicas de aikido y fue a través del sable donde incubó un mundo de movimientos, conceptos, formas y sentimientos que se aplicaban a través de cada corte, de cada gesto, no importaba la técnica pues es imposible aprenderla en un solo curso, sino la sensación del acto de desenvainar y de cortar, y de la unidad que se produce con el sable y con el momento.

Nos pidió libertad de espíritu y de mente, lo que a su vez nos llevaría a la libertad de pensamiento y al culto al momento presente, donde acción y consecuencia forman un solo instante. Estableció como fuentes de inspiración el equilibrio y la serenidad, subordinando la técnica a la geometría  de todas las partes; mente, cuerpo y espíritu se han de unir con el sable, sin esa idea se produce una ruptura esencial, en la que deja de existir el ken, donde desaparece el iai, y el gesto realizado queda fuera de los límites del budo, puede quedar como algo estético, pero carente de sentido marcial, carente de vida.

No se trató de una simple exhumación de las artes antiguas japonesas, sino del interés por su espíritu y sus consecuencias, encaminados a la hechura de que cada técnica de sable enseñada tenía su homologo en las técnicas de aikido, y que era esa sensación la que había que vivir, la que teníamos que experimentar y la que posteriormente tendríamos que trabajar.

Se trataba de minimizar el gesto, de controlarlo en tu centro y hacerlo pequeño, para desde ahí expandirlo y hacerlo presente. Lo interior busca la luz y quiere hacerse real, es ahí donde la técnica adquiere emoción y movimiento y donde se traduce en expresión y realismo, otorgando gracia y soltura al acto realizado.

La dulzura y a su vez la fuerza del corte, el dibujo irreprochable que adquiere la figura cuando se mueve al unísono con el sable, ya justifican cada hora dedicada al estudio de la espada y las horas dedicadas a este curso.

El ma-ai, el centro, los desplazamientos, el irimi, todo es diferente y a la vez igual en el aikido, los diversos momentos presentes se consolidan de forma distinta según tengas sable o no, pero se modelan igual y tienen un mismo origen, que es el génesis de toda acción, trasladar el modelo genético de la madre al hijo, de eso trato el curso, UN KEN PARA EL AIKIDO.

En cuanto a Fernando gracias por un curso perfectamente estructurado, por lo bien que llevo el mismo, por su paciencia con tanto profano y por la dedicación que tuvo con todos. En cuanto a los compañeros gracias por vuestro entusiasmo, pues es contagioso.

X    Julio Maestre